Hoja en blanco a los 50

Hoja en blanco a los 50

Hoja en blanco…  Me siento a escribir aprovechando la ocasión: este medio siglo vivido. Astrológicamente hoy día 8 por la noche es mi cumpleaños anual, aunque nací un 9 de julio.

Han pasado tantas cosas que parece una eternidad y a la vez es como si no hubiera pasado casi el tiempo. Es cierto, lo estoy comprobando ya, eso de que cuando eres mayor te sigues sintiendo por dentro la misma niña o niño que eras de pequeña o pequeño. Es difícil de explicar si no lo vives. Ahora lo entiendo. La carcasa de fuera es solo una carcasa, por dentro seguimos siendo los mismos niños, necesitados de abrazos y de apoyo. En momentos críticos sale a la luz toda esa vulnerabilidad. Se da por hecho de que cuando uno se hace mayor y más aún cuando pasas de los sesenta, setenta u ochenta, no necesitas lo mismo que necesitabas en la infancia o juventud, porque eres tú quien está ahí para brindarlo a otros.

Si pudiéramos ver a través de las arrugas, del paso del tiempo en los cuerpos y rostros de nuestros padres, familiares y amigos más mayores, nos daríamos cuenta de que son los mismos niños, luchando por seguir adelante, con más o menos ilusión por la vida, con sueños, alegrías y tristezas. Por eso se hace más patente esa vulnerabilidad cuando de mayor comienzas a perder a tus padres, y a tus hermanos o gente querida, porque creo que esa circunstancia debe hacernos volver internamente a la niñez y a una sensación de desprotección, pero además en este caso es irremediable.

También con el paso de los años creo que las rigideces mentales se hacen más evidentes. Si uno está acostumbrado a hacerlo todo solo, no soportas que quieran cuidarte, acompañarte, lo ves como una restricción de la libertad personal. Empiezas a poner excusas, no quieres ser una carga para nadie. Sin embargo, si lo has hecho bien en la vida, habrás dado alas a tus seres queridos, y porque te quieren y has estado siempre ahí a pesar de las distancias, quieren lo mejor para ti y lo de ser una carga no entra en sus pensamientos. Llega el tiempo de dejarse amar, de disfrutar de los hijos crecidos y de los nietos, el ciclo de la vida por el que todos pasamos.

Con signo solar Cáncer, me he convertido en una madraza, a pesar de la influencia de Sagitario en el Ascendente, la Luna en Acuario y tanto aire en mi carta. No me lo imaginaba ni en sueños.

Tampoco me imaginaba morir tantas veces en la misma vida, pero cuando comencé a estudiar astrología a los 18 años lo empecé a comprender.

A los 28 años fue la experiencia más real, en la que pude ver toda mi vida hacia atrás, y darme cuenta de que nada ni nadie había sido “malo”, todo había servido y todo estaba bien.

Tengo el recuerdo, la sensación y la emoción, aunque a veces se me olvide por momentos. Desde entonces intento vivir la vida con más atención y presencia, sabiendo que estamos de paso y que puede ser nuestro último día u hora de vida.

También desde hace un tiempo prefiero solo rodearme de personas sensibles, que son puro corazón, que van de frente y luchan por la igualdad, por la verdad y por los animales. Personas que quieren ser la mejor versión de sí mismas, que siempre están ahí cerca, aunque haya distancias físicas. Personas en las que puedo confiar plenamente porque tienen como prioridad un bien mayor y lo reflejan en todos sus actos, en el trato hacia los otros y en sus valores espirituales.

Últimamente los políticos, los bandos políticos y la humanidad en general me causa mucha tristeza, no entiendo cómo sobre todo gente que supuestamente es muy cristiana tenga ciertos pensamientos, palabras o reacciones hacia los contrarios, su prójimo, aunque tengan ideas diferentes.

Da pena. ¿No les chirría algo en su interior como cuando te das cuenta de que has hecho algo mal? Porque nadie es perfecto, cometemos errores, pero si lo siguen haciendo una y otra vez es que realmente no son conscientes de que hacen algo mal. Estoy convencida de que si Jesús viniera en los tiempos actuales se ensañarían del mismo modo con él y querrían crucificarlo. Un hippie, extranjero, diciendo amaos los unos a los otros y que hay que abandonar las posesiones (y seguirlo) o repartirlas entre todos igualitariamente…

Pero bueno, en casa intentamos inculcar en nuestros hijos valores que se parecen más a los de los primeros cristianos, por dar un ejemplo, y son independientes de iglesias o doctrinas en concreto. Solo deseamos que sean felices, buena gente con los demás y hagan aquello que más les guste, con confianza y sabiéndose amados.

Entro en una nueva década, pero recuerdo como si fuera ayer, cuando de pequeña al ver las margaritas decía: ¡Maíyo, maíyo, lindo color! y estoy segura de que mi madre, también recuerda la gran emoción que me producía.

Me siento profundamente agradecida por tantas cosas experimentadas, por todo lo que he aprendido y sigo aprendiendo día a día, y por todas las personas que son parte de mi vida, que admiro y amo tanto.

GRACIAS.

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